A mi Señora de Fátima
Quien
pudiera ser astilla
de
aquel tronco en esa encina;
donde
tus pies se posaron
en
Portugal ese día.
Quien
pudiera ser los brotes,
tejidos
de primaveras;
que fueron sombra de luz
que fueron sombra de luz
para
verte sin ceguera
- Ay…! Fue tu mirada
en mis
ojos…
…la
que me hizo cautivo
sin
cadenas, ni cerrojos.
Con
amor de tus hechuras,
bordadas
con bordaduras;
a mi
alma enamorada,
cósela
con tus hilillos,
que
siendo Tú la artesana
los
gozos serán galanuras
y los
remiendos zurcidos.
Señora,
Madre y Refugio,
haz
posible lo que pido,
¡qué
siendo tan poca cosa!
Tu
mediación poderosa
la atenderá
bien Tu Hijo.
De
Inmaculada Pureza,
Tu
corazón encendido
con un
pequeño rescoldo
enciende
también el mío.
Yo te pido, Madre Mía,
que
guardes a “cuantos” quise,
que
aun sabiendo que se han ido…
...siguen
estando vivos,
junto al Padre y con Tu Hijo.
Te
siento como una rosa,
que
sin espinas celosas
ni
mudas, ni te marchitas,
derramando
tus aromas
a
quien con fe lo precisa.
Yo te
pido en mi silencio
que de
tus manos, las mías,
no
puedan soltarse nunca,
que
son muchas las celadas;
y sin
tu luz encendida
serán
muchos los tropiezos
y más
duras las caídas.
¡Señora,
Madre y dulzura!
Porque
te llevo muy dentro
y remiendas mis costuras;
y remiendas mis costuras;
mis
torpes palabras gastadas
tienen dueña, ¡que son tuyas!
Quién
pudiera ser astilla
de
aquel tronco, en esa encina,
donde
tus pies se posaron
en
Portugal ese día.
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