5 ESTUDIO SOBRE GÉNESIS 1-11. POR. DON EUGENIO GASTEY


ESTUDIO SOBRE

GÉNESIS 1-11.


HERMANDAD DE NUESTRA SEÑORA DE FÁTIMA.
MÁLAGA





Señor, hoy como antes, los hombres nos olvidamos de Ti. Permite que recordemos que Tú solo eres el dueño de todo cuento existe y nuestro verdadero Señor. Que te obedezcamos y te amemos como te mereces. Amén.

INDICE

Introducción

1.- La Biblia y la ciencia.

2.- Autor y fecha del Génesis.

3.- Características literarias del Génesis.

4.- Contenido temático del Génesis.
a) La historia de los orígenes: capítulos 1-11.
b) La prehistoria de Israel: la historia de los patriarcas: capítulos            12-50.

5.- Contenido teológico y espiritual de los capítulos 1-11 del Génesis.
5.1.- Sobre Dios.
a) Dios es Eterno.
b) Dios es Creador del Universo.
c) Dios está lleno de Poder y Majestad.
d) Dios, lleno de Bondad.
5.2.- Sobre el hombre.
a) Dios creó al hombre a imagen y semejanza de Él.
b) El hombre es dueño del mundo.
c) El hombre es responsable de sí mismo.
d) El hombre está abierto hacia los otros.
e) El hombre es elevado por Dios a un estado de santidad y      justicia.
f) El hombre, no obstante a esta dignidad sigue siendo débil.
g) El hombre, instigado por Satanás, se deja llevar por la soberbia y desobedece a Dios, pecando contra Él y contra el plan que Dios había marcado.
h) El hombre con el pecado original ha originado los restantes pecados.

6.- El Matrimonio.

7.- Sobre el mundo y las cosas.

8.- Conclusión.



INTRODUCCIÓN.

                   Los relatos bíblicos no nacieron en Israel como una revelación llovida del cielo, por casualidad. Fue, más bien, fruto de una reflexión iluminada por el Espíritu Santo, sobre la existencia y las experiencias de la humanidad. Estos relatos bíblicos no tratan de dar una respuesta científica sobre cómo ocurrió la Creación. No es la finalidad de la Biblia. Mientras la ciencia responde a la pregunta cómo suceden las cosas, la Biblia, por el contrario, da respuestas al por qué y para qué de las cosas, en vistas a la amistad con Dios aquí en la tierra y la salvación en la eternidad.

                   En este tema de los capítulos 1 al 11 del libro el Génesis afrontaremos estas preguntas y problemas: de dónde viene la vida, por qué y para qué creó Dios todo; existía algo o alguien antes de la creación del mundo; por qué se narra en forma pintoresca: serpiente, fruta prohibida, costilla de Adán, diluvio, torre de Babel, etc,; cuáles son los temas profundos que esconde el Génesis; cómo viene presentado Dios en el Génesis; como compaginar el relato de la Creación con la teoría de la evolución, defendida por la ciencia; por qué existe el mal y cómo empezó en el mundo.

                   El libro del Génesis no es un libro de historia, sino un libro de fe. Trata de los orígenes del mundo, del hombre y del pueblo de Israel. Al autor del libro no le interesan los hechos en sí mismos, sino que usa de los acontecimientos en la medida en que sirven para enseñar y explicar el Plan divino.

                   Por eso los nombres de los personajes, su edad, sus fechas, los números… son simbólicos y esconden una verdad revelada por Dios, que sólo descubriremos desde la fe, ese regalo dado por Dios el día de nuestro Bautismo.












1.- La Biblia y la ciencia.

                   La Biblia nos dice que el mundo fue creado en siete días; la ciencia nos dice que se necesitaron millones de años para el desarrollo del universo. La Biblia nos dice que Dios creó al hombre del barro, la ciencia afirma que procede por evolución. ¿Hay contradicción?.

                   No. Las dos, la ciencia y la Biblia, miran al mismo problema de los orígenes, pero desde dos puntos de vista totalmente diversos. La ciencia buscar investigar y explicar lo que realmente pasó al principio. La Biblia, por el contrario, hace una reflexión religiosa sobre la vida y el hombre en relación con Dios.

                   Vamos a poner un ejemplo: colocamos delante de la luna a un científico y a dos enamorados. ¿Cómo hablarían de la luna estas personas?. El científico comenzaría a darnos datos, distancias, cifras, noticias geográficas relativas a la luna….. Los enamorados empezarían a tejer sueños, ideales, sentimientos, hasta darían vida propia a la luna y se la prometerían el uno al otro.

                   Así pasó con el problema de los orígenes: el autor del Génesis quiere darnos una respuesta profunda, inspirada por Dios, a los problemas del hombre y transmite sus respuestas a través de un género literario “sapiencial” o “poético”. Así que la verdad del Génesis no está en Adán y Eva, como personas reales; en el Edén, como un lugar precioso; en la serpiente, la manzana, el barro, etc., sino en el mensaje religioso que estas historias encierran.


2.- Autor y fecha del Génesis.

                   El libro del Génesis no tiene un solo autor sagrado. Es el resultado de antiguas tradiciones orales, populares, y de la recopilación de las tres fuentes o tradiciones: yavista, eloista y sacerdotal.

                   Se compuso, más o menos, hasta el siglo X a.C.







3.- Características literarias del Génesis.

a) Se dan las tres tradiciones: yavista, eloista y sacerdotal.

b) Las formas literarias que se usan son: relatos míticos, leyendas y genealogías.

c) Las narraciones de los primeros capítulos del Génesis no son del todo originales. En la Literatura antigua de los pueblos cercanos de Israel, como toda la región de Mesopotamia, se encuentran leyendas, cuentos, relatos populares, mitos que hablan de los orígenes del mundo.

En ellos se aprecia mucha semejanza con las páginas bíblicas, especialmente, en algunas obras de Babilonia. Sin embargo, las semejanzas son solo aparentes: se habla del hombre creado con el barro, de una serpiente, del diluvio, etc., pero el pensamiento es muy diferente.

En el texto bíblico salta a la vista la enseñanza del monoteísmo (un solo Dios), contra el mundo poblado de dioses en Babilonia; la Biblia habla de un Dios-Amor, que es el Señor, amigo del hombre, mientras que los mitos de Mesopotamia dan una visión de dioses fracasados, egoístas, opresores del hombre que es el juguete de los mismos dioses.

Finalmente, el relato bíblico está purificado de toda tentación fantástica y mitológica: se presenta sobrio y concentrado en la reflexión teológica, en contraste con las fantasías de los relatos extrabíblicos.


4.- Contenido temático del Génesis.

                   Está dividido en dos grandes partes:

         a) La historia de los orígenes: capítulos 1-11:

·        Cap 1-3-: relato de la creación, la caída del hombre, la intervención de Dios y la sentencia, la promesa de la redención.

·        Cap 4 y 5: Caín y Abel. El progreso del mal y de la humanidad.

·        Cap 6-10: El diluvio universal. Consecuencias del pecado. Alianza de Dios.

¿Es histórico el diluvio?. No cabe duda de que el autor habla de un hecho que él considera realmente acaecido. Es posible que haya pasado algo extraordinario en tiempos antiguos, que luego las tradiciones populares hayan engrandecido.

¿Universal?. Universal debe entenderse no de toda la tierra, sino de una vasta zona de la región de Mesopotamia.

¿Cuál es el sentido?. Lo importante del diluvio es el sentido espiritual que hay detrás. El diluvio es ante todo un drama humano, rompemos las compuertas de la propia vida y de los propios límites y saltan las aguas y las cataratas interiores, destruimos la paz de Dios y nos inundan las olas de la muerte, en un proceso angustioso de autodestrucción.
        
·        Cap 11: La Torre de Babel. Consecuencias del pecado. Llamada de atención de Dios.

La Torre de Babel no es solamente una creación imaginaria. Corresponde al “Ziggurat”, o torre de varios pisos, sobre la cual los habitantes de Mesopotamia colocan sus templos idolátricos. Babel es con probabilidad la misma Babilonia. Parece que la intención bíblica es la de condenar el culto idolátrico de Babilonia, fuente de ambición y división.

         b) La prehistoria de Israel: la historia de los patriarcas: capítulos 12-50:

·        Cap 12-25: Vida de Abraham.

·        Cap 26-27: Vida de Isaac.

·        Cap 28-36: Vida de Jacob.

·        Cap 37-50: Vida de José.


5.- Contenido teológico y espiritual de los capítulos 1-11 del Génesis.

5.1. Sobre Dios:

a) Dios es Eterno:

                   Dios existe desde siempre, nadie lo ha creado. Es transcendente, es decir, está más allá de nuestros esquemas, no se puede fijar en unos rasgos o figuras que nosotros dominamos o manejamos.

                   Es el único y verdadero Dios, que no puede confundirse ni mezclarse con las creencias politeístas (varios dioses) y panteístas (todo es dios) entonces existentes y a las que se sentían inclinados los mismos israelitas. Se insiste mucho, en estos capítulos, en el monoteísmo, es decir, un solo Dios. Las demás cosas son creaturas y obras de Dios.

b) Dios es Creador del Universo:

                   Rector de la historia, Dueño y Señor y, en cuanto tal, ha elegido unas personas con las que formar un pueblo suyo: Israel. Por tanto, todo lo demás es creatura de Dios. Por ser Señor puede mandar y prohibir a sus creaturas. Y lo hará siempre para nuestro bien personal y comunitario.

c) Dios está lleno de Poder y Majestad:

                   Toda la Creación es obra exclusiva de Dios: crea de la nada para demostrar su omnipotencia. Por un acto de amor y voluntad mantiene en el ser a todo lo que ha creado.

d) Dios, lleno de Bondad:

                   Todo lo hizo bueno. Su bondad le hizo estar cercano al hombre, dispuesto al perdón, a renovar la alianza. Por eso Dios hizo la promesa de redención:

                   “Enemistad pondré entre y la mujer,
                   entre tu linaje y su linaje:
                   él te aplastará la cabeza
                   mientras acechas tú su calcañar”. (Gn 3,15)

                   Es lo que se llama Protoevangelio (primera buena noticia). Es un versículo esperanzador, en medio de los castigos del pecado original. La victoria de esta lucha del demonio con el género humano le tocará a la “Mujer” (es decir, a María), que vencerá al mal, aplastándole su centro vital: la cabeza. En la palabra “Linaje” se vislumbra ya la figura del Salvador, y en la mujer los cristianos siempre hemos visto la figura de María, la Virgen Madre de Dios.

                   Volvemos al versículo:

1.     La mujer es Eva y el linaje es la descendencia de Eva.

2.  La mujer es la humanidad y el linaje son los hombres en general.

3.  La mujer es María y el linaje es Cristo y los cristianos.

                   El punto 1 es conocido por el autor bíblico y sus lectores. Los puntos 2 y 3 están solo en la mente de Dios, pues contienen un anuncio oculto. Ya cuando se realizó la profecía podemos descubrir estos dos últimos sentidos.

                   Esta bondad de Dios la demostró también con Noé, que alcanzó el favor de Dios, por ser hombre religioso y recto:

                   “Pero Noé halló gracia a los ojos de Yahvé” (Gn 6,8).

                   Y Dios hizo una promesa de vida con la humanidad:

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                   Dijo Dios: “Ésta es la señal de la alianza que para las generaciones perpetuas pongo entre yo y vosotros y todo ser vivo que os acompaña: Pongo mi arco en las nubes, que servirá de señal de la alianza entre yo y la tierra. Cuando yo anuble de nubes la tierra, entonces se verá el arco en las nubes, y me acordaré de la alianza que media entre yo y vosotros y todo ser vivo, y no habrá más aguas diluviales para exterminar la vida. Pues en cuanto esté el arco en las nubes, yo lo veré para recordar la alianza perpetua entre Dios y todo ser vivo, toda la vida que exista sobre la tierra”.
                   Y dijo Dios a Noé: “Ésta es la señal de la alianza que he establecido entre yo y toda la vida que existe sobre la tierra”>>.
(Gn 9, 8-17).


5.2.- Sobre el hombre:

a) Dios creó al hombre a imagen y semejanza de Él:

                   “Creó, pues, Dios al ser humano a imagen suya,
                   a imagen de Dios lo creó,
                   macho y hembra los creó”.
(Gn 1,27).

                   Por lo tanto, el hombre es inteligente y libre, con su propia autonomía, con capacidad de realizarse y dominar la tierra. Sólo con alguien semejante Dios puede establecer una alianza, un trato de amistad, un diálogo. La imagen más profunda de Dios somos los hombres, por eso a Dios hay que encontrarlo precisamente en los demás, no para divinizarlos, sino para tratarlos con respeto y justicia:

                   “No odies en tu corazón a tu hermano, pero corrige a tu prójimo, para que no te cargues con un pecado por su causa. No te vengarás ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo. Amarás a tu prójimo como a ti mismo”.
(Lv 19, 17-18).

                   <<¡Ay del que edifica su casa sin justicia
                   y sus pisos sin derecho!.
                   De su prójimo se sirve de balde
                   y su trabajo no le paga.
                   El que dice: “Voy a edificarme una casa espaciosa
                   y pisos ventilados”,
                   y le abre sus correspondientes ventanas;
                   pone paneles de cedro y los pinta de rojo.
                   ¿Serás acaso rey
                   porque seas un apasionado del cedro?.
                   Tu padre, ¿no comía y bebía?.
                   ¡Pero practicaba justicia y equidad!.
                   Por eso todo le iba bien.
                   Juzgaba la causa del cuitado y del pobre.
                   Por eso todo le iba bien.
                   ¿No es esto conocerme?, -oráculo de Yahvé-.
                   Pero tus ojos y tu corazón
                   sólo buscan tu propio interés:
                   derramar sangre inocente,
                   cometer atropello y violencia>>.
(Jr 22, 13-17).
b) El hombre es dueño del mundo:

                   Es dueño, en cuanto Dios le ha dado el mundo como “casa” y él organiza y disfruta de las cosas. Dueño, en cuanto que tiene que custodiarlo y cultivarlo, como algo encomendado. El hombre es administrador sabio que cumple y realiza la voluntad de su amo:

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(Gn 2, 15-17).

                   Para realizar esta misión, Dios concedió al hombre el don de la palabra para que pusiera nombre a todo:

                   “Y Yahvé Dios formó del suelo todos los animales del campo y todas las aves del cielo y los llevó ante el hombre para ver cómo los llamaba, y para que cada ser viviente tuviese el nombre que el hombre le diera. El hombre puso nombre a todos los ganados, a las aves del cielo y a todos los animales del campo, mas para el hombre no encontró una ayuda adecuada”.
(Gn 2, 19-20).

                   Poner nombre es hacer un acto de dominio. No domina por la fuerza material, en virtud de una potencia irresponsable y ciega, sino en virtud de la palabra o pensamiento. Gracias a la palabra y el pensamiento, el hombre puede discernir, sopesar, encontrar la verdad de las cosas, y llevar adelante la técnica y la ciencia. El hombre se dignifica en el trabajo y mediante el trabajo continúa transformando el mundo y mejorándolo.

c) El hombre es responsable de sí mismo:

                   El hombre ya no es sólo el guarda satisfecho de la tierra. Su vida no se cierra cultivando plantas y domando fieras o tesoros minerales. Debe decidir sobre sí mismo: Dios le ha dado las llaves de su vida, una conciencia para distinguir lo bueno de lo malo. De cuanto decide, hace y dice es responsable. Aquí está la grandeza del hombre: en decidir su propio destino.

                   Dios no le impone el bien o el mal. Le propone el bien y le pone en guardia sobre el mal. Pero el hombre es quien opta. Puede escoger el bien o el mal. Si escoge el bien, se realiza. Si escoge el mal, se destruye. Por tanto. El mal y el pecado no vienen de Dios; la causa de todo sufrimiento y del mal moral debe situarse en el misterio de la libertad del hombre, que, aunque no debe hacer el mal, lo puede hacer.

d) El hombre está abierto hacia los otros:

                   El hombre no estaría satisfecho totalmente solo con el dominio de las cosas. Por eso Dios le dio una ayuda semejante, una compañera. Sólo la mujer es la única digna compañera del hombre; lo material y los animales no pueden ser dignos de una relación personal.

                   Y los dos se convierten en personas, en cuanto entran en relación mutua y dialogan entre sí. Sólo en el encuentro con el otro, que es igual en dignidad y distinto en complementariedad, el ser humano puede admirarse:

                   <

                   “Esta vez sí que es hueso de mis huesos
                   y carne de mi carne.
                   Ésta será llamada mujer,
                   porque del varón ha sido tomada”.

                   Por eso deja el hombre a su padre y a su madre y se une a su mujer, y se hacen una sola carne>>.
(Gn 2, 20-24).

                   <
                  a imagen de Dios lo creó,
                   macho y hembra los creó.

                   Y los bendijo Dios con estas palabras: “Sed fecundos y multiplicaos, y henchid la tierra y sometedla; mandad en los peces del mar y en las aves del cielo y en todo animal que recta sobre la tierra”.

                   Dijo Dios: “Ved que os he dado toda hierba de semilla que existe sobre la faz de toda la tierra, así como todo árbol que lleva fruto de semilla; os servirá de alimento.

                   Y a todo animal terrestre, y a toda ave del cielo y a todos los reptiles de la tierra, a todo ser animado de vida, les doy la hierba verde como alimento”. Y así fue. Vio Dios cuanto había hecho, y todo estaba muy bien. Y atardeció y amaneció: día sexto>>.
(Gn 1, 27-30).

                   La mujer es presentada como portadora de vida, de fecundidad. Sólo con Eva, Adán puede comunicarse en sentido radical: dialoga en gesto de igualdad y encuentro.

e) El hombre es elevado por Dios a un estado de santidad y justicia:

                   El hombre, en cuanto a la dignidad de imagen y semejanza de Dios, goza de la felicidad, de la intimidad divina. Esa felicidad depende de la obediencia del hombre y de la mujer a Dios.

f) El hombre, no obstante a esta dignidad, sigue siendo débil:

                   “El día en que hizo Yahvé Dios la tierra y el cielo, no había aún en la tierra arbusto alguno del campo, y ninguna hierba del campo había germinado todavía, pues Yahvé Dios no había hecho llover sobre la tierra, ni había hombre que labrara el suelo. Pero un manantial brotaba de la tierra y regaba toda la superficie del suelo. Entonces Yahvé Dios formó al hombre con polvo del suelo, e insufló en sus narices aliento de vida, y resultó el hombre un ser viviente”.
(Gn 2, 4- 7).

                   El hombre (Adán) ha salido del polvo (Adamáh). Este juego de palabras quiere explicar el débil arraigo del hombre: el autor anticipa ya en cierto modo la posibilidad de la caída.




g) El hombre, instigado por Satanás, se deja llevar por la soberbia y desobedece a Dios, pecando contra Él y contra el plan que Dios había marcado:

                   Quiere el hombre hacer su vida al margen de Dios. El hombre no acepta las limitaciones inherentes a su propia naturaleza. Y se rebela. Tal rebeldía acarrea malas consecuencias al hombre y a su familia, sufrimientos, peleas, diluvios, muerte. El hombre y la mujer, con el pecado, pierden los privilegios de santidad y justicia originales, pierden la intimidad con Dios. Pero el castigo no es definitivo, Dios es misericordioso y promete al hombre un Redentor que triunfará sobre el pecado y el mal. De esta realidad del pecado vamos a destacar algunos rasgos:

·        El pecado pertenece a Adán, no es de los dioses. Adán es el hombre, el principio de lo humano que subyace en cada uno de nosotros. No echemos la culpa a Dios que nos hizo libres. Tampoco descarguemos esa culpa sobre dioses o demonios; ellos son los que se derivan del pecado y no a la inversa. Finalmente, no podemos refugiarnos en ningún tipo de destino, como muchas veces hacemos.

·        En nuestra vida se entromete la serpiente: esta serpiente es el antidios que quiere inocular su veneno de soberbia y de ansia de independencia en el corazón del hombre:

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              Oyeron luego el ruido de los pasos de Yahvé Dios que se paseaba por el jardín a la hora de la brisa, y el hombre y su mujer se ocultaron de la vista de Yahvé Dios por entre los árboles del jardín. Yahvé Dios llamó al hombre y le dijo: “¿Dónde estás?”. Éste contestó: “Te he oído andar por el jardín y he tenido miedo, porque estoy desnudo; por eso me he escondido”. Él replicó: “¿Quién te ha hecho ver que estabas desnudo?. ¿Has comido acaso del árbol del que te prohibí comer?”. Dijo el hombre: “La mujer que me diste por compañera me dio del árbol y comí”. Dijo, pues, Yahvé Dios a la mujer: “¿Por qué lo has hecho?”. Contestó la mujer: “La serpiente me sedujo y comí”.

Entonces Yahvé Dios dijo a la serpiente:

“Por haber hecho esto,
maldita seas entre todas las bestias
y entre todos los animales del campo.
Sobre tu vientre caminarás,
y polvo comerás
todos los días de tu vida.
Enemistad pondré entre ti y la mujer,
entre tu linaje y su linaje:
él te pisará la cabeza
mientras acechas tú su calcañar”.

A la mujer le dijo:

“Tantas haré tus fatigas cuantos sean tus embarazos:
con dolor parirás los hijos.
Hacia tu marido irá tu apetencia
y él te dominará”.

Al hombre le dijo: “Por haber escuchado la voz de tu mujer y comido del árbol del que yo te había prohibido comer,
Maldito sea el suelo por tu causa:
con fatiga sacarás de él el alimento
todos los días de tu vida.
Espinas y abrojos te producirá,
y comerás la hierba del campo.
Con el sudor de tu rostro comerás el pan,
hasta que vuelvas al suelo,
pues de él fuiste tomado.
Porque eres polvo y al polvo tornarás”.

El hombre llamó a su mujer “Eva”, por ser ella la madre de todos los vivientes. Yahvé Dios hizo para el hombre y su mujer túnicas de piel y los vistió. Y dijo Yahvé Dios: “¡Resulta que el hombre ha venido a ser como uno de nosotros, en cuanto a conocer el bien y el mal!. Ahora, pues, cuidado, no alargue su mano y tome también del árbol de la vida y comiendo de él viva para siempre”. Y lo echó Yahvé Dios del jardín de Edén, para que labrase el suelo de donde había sido tomado. Tras expulsar al hombre, puso delante del jardín de Edén querubines, y la llama de espada vibrante, para guardar el camino del árbol de la vida>>.
(Gn 3).

·        El pecado es pretensión de hacernos dioses a nosotros mismos. Olvidándonos de nuestra situación de criatura, como los que quisieron construir la torre de Babel:

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Bajó Yahvé a ver la ciudad y la torre que habían edificado los humanos, y pensó Yahvé: “Todos son un solo pueblo con un mismo lenguaje, y éste es el comienzo de su obra. Ahora nada de cuanto se propongan les será imposible. Bajemos, pues, y, una vez allí, confundamos su lenguaje, de modo que no se entiendan entre sí”. Y desde aquel momento los desperdigó Yahvé por toda la faz de la tierra, y dejaron de edificar la ciudad. Por eso se la llamó Babel, porque allí embrolló Yahvé el lenguaje de todo el mundo, y desde allí los desperdigó Yahvé por toda la faz de la tierra>>.
(Gn 11, 1-9).

·        El pecado es buscar la propia autonomía en clave de independencia, como endiosamiento de las propias apetencias, deseos y realizaciones.

·        El pecado es querer realizarnos a nosotros mismos, en virtud de nuestra técnica y esfuerzo, al margen de Dios.

·        El pecado es querer dominar incluso a Dios, para usurparle su lugar y rechazar el Plan que Él tenía para el hombre.

·        El pecado es querer levantar un monumento, donde darle culto idolátrico al egoísmo, al placer, a la libertad, a la moda, etc.

·        Dios, ante tan gran soberbia e insolencia, intervino son severidad. Pero, no olvidemos, el castigo del pecado lo escogemos nosotros:

                   <>.
(Mt 25, 31-46).

                   “Por tanto, como por un hombre (Adán) entró el pecado en el mundo y por el pecado la muerte y así la muerte alcanzó a todos los hombres, ya que todos pecaron: -porque, hasta la ley, había pecado en el mundo, pero el pecado no se imputa no habiendo ley-; con todo, reinó la muerte desde Adán hasta Moisés aun sobre aquellos que no pecaron con una transgresión semejante a la de Adán, el cual es figura del que había de venir.

                   Pero con el don no sucede como con el delito. Si por el delito de uno murieron todos ¡cuánto más la gracia de Dios y el don otorgado por la gracia de un hombre, Jesucristo, se han desbordado sobre todos!. Y no sucede con el don como con las consecuencias del pecado de uno; porque el juicio, partiendo de uno, lleva la condenación, mas la obra de la gracia, partiendo de muchos delitos, se resuelve en justificación. En efecto, si por el delito de uno reinó la muerte por un hombre ¡con cuánta más razón los que reciben en abundancia la gracia y el don de la justicia, reinarán en la vida por uno, Jesucristo!.

                   Así pues, como el delito de uno atrajo sobre todos los hombres la condenación, así también la obra de justicia de uno (Jesucristo) procura a todos la justificación que da la vida. En efecto, así como por la desobediencia de un hombre, todos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno todos serán constituidos justos.

                   La ley, en verdad, intervino para que abundara el delito, pero donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia; así, lo mismo que el pecado reinó por la muerte, así también reinará la gracia en virtud de la justicia para vida eterna por Jesucristo nuestro Señor”.
(Rm 5, 12-21).

h) El hombre con el pecado original ha originado los restantes pecados:

                   Quedó rota el hermandad entre los hombres: así Caín mata a Abel:

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                   Yahvé dijo a Caín: “¿Dónde está tu hermano Abel?”. Contestó: “No sé, ¿Soy yo acaso el guardián de mi hermano?”. Replicó Yahvé: “¿Qué has hecho?”. Se oye la sangre de tu hermano clamar a mí desde el suelo. Pues bien: maldito seas, lejos de este suelo que abrió su boca para recibir de tu mano la sangre de tu hermano. Aunque labres el suelo, no te dará más fruto. Vagabundo y errante serás en la tierra”. Entonces dijo Caín a Yahvé: “Mi culpa es demasiado grande para soportarla. Es decir que hoy me echas de este suelo y he de esconderme de tu presencia, convertido en vagabundo errante por la tierra, y cualquiera que me encuentre me matará”. Yahvé le respondió: “Al contrario, quienquiera que mate a Caín, lo pagará siete veces”. Y Yahvé puso una señal a Caín para que nadie que lo encontrase lo atacara. Caín dejó la presencia de Yahvé y se estableció en el país de Nod, al oriente de Edén>>.
(Gn 4, 1-16).

                   Desde entonces nace el reinado de la violencia y la ley del más fuerte, simbolizada en las amenazas de Lamec:

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                   Dijo Lámec a sus mujeres:

                   “Adá y Sila, oíd mi voz:
                   mujeres de Lámec, escuchad mi palabra:
                   Yo maté a un hombre por una herida que mi hizo
                   y a un muchacho por un cardenal que recibí.
                   Caín será vengado siete veces,
                   mas Lámec lo será setenta siete”>>.
(Gn 4, 17-24).

                   El hombre se encuentra dominado por el mal y la tierra está llena de violencia, hasta el punto que Dios permitió el diluvio: Gn 6-9.

                   Si leemos el diluvio con los ojos de este siglo en que vivimos tenemos que constatar que también nos hallamos amenazados por otros diluvios: el riesgo de la polución ambiental o atmosférica, la guerra atómica y nuclear….. Dios ha confiado en nuestras manos la existencia de los cielos y la tierra. ¿Qué haremos?. Allí donde el pecado nos derrumba, se derrumban también los principios de todo lo creado.

                   Frente a esto, está la historia de Dios, que teje la primera alianza de salvación con Noé, como primicias de las alianzas con los patriarcas. Hay personas buenas que fieles a Dios cumplen sus preceptos y Él tiene piedad y misericordia de ellas. La justicia de estas personas buenas beneficia a toda la humanidad.


6.- El Matrimonio.

                   “Por eso deja el hombre a su padre y a su madre y se une a su mujer, y se hacen una sola carne”. (Gn 2,24).

                   Dios creó el matrimonio y quiere que en el matrimonio el hombre y la mujer sean iguales en naturaleza y dignidad y en derechos, y que uno y otro se complementen. El hombre y la mujer forman una unidad:

                   “Creó, pues, Dios al ser humano a imagen suya,
                   a imagen de Dios lo creó,
                   macho y hembra los creó”. (Gn 1, 27).

                   Se integran el uno a la otra, la otra al uno, y son llamados a una comunidad de vida, en la amistad con Dios. El matrimonio es una unión más fuerte que la de la sangre: es afirmado ya desde aquí el carácter indisoluble y monogámico del matrimonio. La sexualidad es un don de Dios para el hombre y para la mujer: Dios los quiso sexuados.

                   Por eso, las relaciones entre un hombre y una mujer son tan estrechas y profundas que los hacen ser “uno solo”. Ya desde el Génesis está claro que el matrimonio es la unión de una mujer con un hombre; de un hombre con una mujer.


7.- Sobre el mundo y las cosas.

                    El universo entero fue creado por la omnipotencia divina. Todo lo hecho por Dios es bueno. Todos los seres de la creación son creaturas de Dios:

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                   Dijo Dios: “Haya luz”, y hubo luz. Vio Dios que la luz esta bien, y apartó Dios la luz de la oscuridad; y llamó Dios a la luz “día”, y a la oscuridad la llamó “noche”. Y atardeció y amaneció: día primero.

                   Dijo Dios: “Haya un firmamento por en medio de las aguas, que las aparte unas de otras”. E hizo Dios el firmamento; y apartó las aguas de por debajo del firmamento de las aguas de por encima del firmamento. Y así fue. Y llamó Dios al firmamento “cielo”. Y atardeció y amaneció: día segundo.

                   Dijo Dios: “Acumúlense las aguas de por debajo del firmamento en un solo conjunto, y déjese ver lo seco”; y así fue. Y llamó Dios a lo seco “tierra”, y al conjunto de las aguas lo llamó “mar”; y vio Dios que estaba bien.

                   Dijo Dios: “Produzca la tierra vegetación: hierbas que den semillas y árboles frutales que den fruto según su especie, con su semilla dentro, sobre la tierra”. Y así fue. La tierra produjo vegetación: hierbas que dan semillas según sus especies, y árboles que dan fruto con la semilla dentro según sus especies; y vio Dios que estaba bien. Y atardeció y amaneció: día tercero.

                   Dijo Dios: “Haya luceros en el firmamento celeste, para apartar el día de la noche, y sirvan de señales para solemnidades, días y años; y sirvan de luceros en el firmamento celeste para alumbrar sobre la tierra”. Y así fue. Hizo Dios los dos luceros mayores: el lucero grande para regir el día, y el lucero pequeño para regir la noche y las estrellas; y los puso Dios en el firmamento celeste para alumbrar la tierra, y para regir el día y la noche, y para apartar la luz de la oscuridad, y vio Dios que estaba bien. Y atardeció y amaneció: día cuarto.

                   Dijo Dios: “Bullan las aguas de animales vivientes, y aves revoloteen sobre la tierra frente al firmamento celeste”. Y creó Dios los grandes monstruos marinos y todo animal viviente que repta y que hace bullir las aguas según sus especies, y todas las aves aladas según sus especies; y vio Dios que estaba bien; y los bendijo Dios diciendo: “sed fecundos y multiplicaos, y henchid las aguas de los mares, y las aves crezcan en la tierra”. Y atardeció y amaneció: día quinto.

                   Dijo Dios: “Produzca la tierra animales vivientes según su especie: bestias, reptiles y alimañas terrestres según su especie”. Y así fue, Hizo Dios las alimañas terrestres según su especie, y las bestias según se especie, y los reptiles del cielo según su especie: y vio Dios que estaba bien.

                   Y dijo Dios: “Hagamos al ser humano a nuestra imagen, como semejanza nuestra, y manden en los peces del mar y en las aves del cielo, y en las bestias y en todas las alimañas terrestres y en todos los reptiles que reptan por la tierra.

                   Creó, pues, Dios al ser humano a imagen suya,
                   a imagen de Dios lo creó,
                   macho y hembra los creó.

                   Y los bendijo Dios con estas palabras: “Sed fecundos y multiplicaos y henchid la tierra y sometedla; mandad en los peces del mar y en las aves del cielo y en todo animal que repta sobre la tierra”.

                   Dijo Dios: “Ved que os he dado toda hierba de semilla que existe sobre la faz de la tierra, así como todo árbol que lleva fruto de semilla; os servirá de alimento.

                   Y a todo animal terrestre, y a toda ave del cielo y a todos los reptiles de la tierra, a todo ser animado de vida, les doy la hierba verde como alimento”. Y así fue. Vio Dios cuanto había hecho, y todo estaba muy bien. Y atardeció y amaneció: día sexto.

                   Concluyéronse, pues, el cielo y la tierra y todo su aparato y dio por concluida Dios en el séptimo día la labor que había hecho, y cesó en el día séptimo de toda la labor que hiciera. Y bendijo Dios el día séptimo y lo santificó; porque en él cesó Dios de toda la obra creadora que Dios había hecho.

                   Esos fueron los orígenes del cielo y la tierra, cuando fueron creados>>.
(Gn, 1,1-2,4).





8.- Conclusión.

                   A modo de resumen, las enseñanzas del Génesis son éstas:

·        Dios es el Creador de todo cuanto existe.

·        El hombre fue creado por Dios para vivir en amistad con Él y fue colocado en un estado de felicidad.

·        Los creó hombre y mujer para que compartieran el amor y continuaran el género humano.

·        Por instigación del demonio el hombre pecó por soberbia, y por el pecado sobrevino el dolor, la muerte y todas las inclinaciones malas que todo hombre lleva consigo en su corazón.

·        A la primera falta o pecado siguieron otros pecados de la humanidad.

·        Pero Dios no abandonó al hombre sino que le brindó su auxilio lleno de misericordia, continuamente, y le prometió mandarle un Salvador, que sería su propio Hijo, Jesucristo.









En Málaga, a 10 de agosto de 20010.
Festividad de San Lorenzo, mártir.

Eugenio Gastey
Catequista.